De tanto callar, aprendí a escucharme”
Durante mucho tiempo me debatí entre el amor que deseaba y el que me ofrecían. Quise creer que si entregaba más, si era más paciente, si explicaba mejor mis emociones, si ponía de mi parte… entonces las cosas cambiarían. Esperaba reciprocidad, atención, un “te pienso” sin tener que rogarlo. Pero me di cuenta que amar no significa rogar presencia ni conformarse con migajas de afecto.
Una parte de mí, quizás muy herida desde hace años, tenía miedo a la soledad. Ese miedo me llevó a volver una y otra vez a lo conocido, aunque lo conocido doliera. Me llevó a engancharme emocionalmente con personas que no estaban disponibles, que no podían —o no querían— darme un lugar real en su vida. Personas que aparecían cuando querían, que me hacían sentir culpable por sentir, que respondían tarde, que esquivaban el compromiso, que me dejaban hablando sola o con un simple "chao".
Y yo allí… queriendo llamar su atención, queriendo ser vista, esperando que cambien, justificando su ausencia.
Pero hoy me miro al espejo con más honestidad. Ya no soy esa mujer rota que se aferraba a la esperanza de un mensaje. Hoy soy una mujer en proceso de reconstrucción. Una mujer que ha bajado de peso no solo en el cuerpo, sino también en el alma. Que ha llorado, sí, pero que también ha despertado.
Me cansé. Y no me da vergüenza decirlo.
Me cansé de perseguir lo que no fluye.
Me cansé de justificar indiferencias.
Me cansé de sentirme invisible.
Estoy aprendiendo a soltar, aunque duela.
Estoy entendiendo que mi valor no depende de la validación de nadie.
Estoy descubriendo que mi niña interior no necesita que la sigan abandonando para sentirse merecedora.
Quiero un amor seguro. Un amor que se quede sin que yo lo suplique.
Pero más que eso: quiero aprender a darme ese amor a mí primero.
A elegir la paz sobre el drama. La dignidad sobre la insistencia. La verdad sobre la ilusión.
🌟 Conclusión:
Hoy cierro este ciclo. No porque no me importe, sino porque yo importo más.
Porque si tengo que insistir para que alguien se quede, entonces ese no es mi lugar.
Porque merezco amor presente, tierno, dispuesto.
Porque elijo sanar en lugar de repetir.
Caminaré hacia mi propósito con la frente en alto, con lágrimas si es necesario, pero siempre con la certeza de que no estoy sola: me tengo a mí, tengo a Dios… y eso es suficiente para empezar de nuevo.
#CierroCiclos #AmorPropio #SanarEsElegirme #BlogCaridadTransforma
Comentarios
Publicar un comentario